LAS
FERIAS EN EL TIEMPO
La
palabra feria procede directamente del latín “feria”, sin
variación alguna en su forma y poco en su significado, que se ha
visto enriquecida con el paso del tiempo.
En
el original latino, significa fiesta, festividad religiosa. Hemos de
recordar que buena parte de las ferias surgen con motivo de
festividades religiosas, días de la Virgen, días del Patrón de la
localidad, etc. Si incidimos un poco más sobre el término, se
concluye que una feria es un mercado generalmente anual, que se
celebra en lugar público y días señalados.
Las
ferias han sido desde la Edad Media, el principal medio para
intercambiar productos en Europa Occidental. Además, nacieron como
consecuencia de la necesidad de las poblaciones, de aprovisionarse de
aquellas mercancías que no podían obtener en su ámbito comarcal
cotidiano, en un plazo corto de tiempo. Se caracterizan por tanto,
por la gran cantidad de transacciones que se efectuaban, la
diversidad de los productos que se ofrecen a la venta y la lejana y
variada procedencia de los mismos.
FERIA
DE MAIRENA DEL ALCOR
El
Rey Don Juan II de Castilla concede a Juan Ponce de León por una
real cédula firmada en Palencia a 3 de febrero de 1441, la facultad
de celebrar una feria exenta desde el 16 al 30 de abril de cada año,
en el lugar de Mairena, que formaba parte del señorío de la casa de
Arcos.
Poseyendo
Mairena una situación estratégica envidiable, fue el lugar idóneo
para el encuentro entre mercaderes y ganaderos con la certeza de que
encontrarían lo buscado por ellos.
La
historia nos cuenta que hasta la aparición de la Feria de Abril de
Sevilla, todas las ferias anteriores se regían por los estrictos
esquemas ferias-mercado, mayormente de ganado, en las que el sentido
lúdico formaba parte de un papel secundario. Es a partir de que se
establece la feria de abril de Sevilla en 1847, cuando las ferias
adquieren un sentido festivo.
Haciendo
una investigación más exhaustiva de la feria de abril de Sevilla,
vemos que son grandes las coincidencias a la feria de Mairena, ya que
ésta le sirvió de modelo en su proyecto; como por ejemplo la
distribución espacial del reciento. Es entre 1750 y 1850, cuando se
desarrolla en Mairena una feria con los sentidos de mercado y fiesta.
Se estima que durante la primera mitad
del siglo XIX acuden a nuestra feria más de 50.000 animales de toda
la península. Se alimentaba al ganado de los pastos de El Encinar y
se les daba de beber de las aguas que discurrían por las atarjeas de
Los Molinos situados en la Vega. Se contaba con aproximadamente 250
puestos, organizados por sectores, pero hemos de tener en cuenta que
algunos de los mercaderes conseguían burlar la seguridad, con lo que
la cifra real era más elevada.
Los
días de mercado de ganados se reducen a los tres días oficiales de
la feria. Las necesidades de la fiesta son las que obligan a
establecer dos días "de vísperas" en los que la feria es
pura y simplemente una fiesta. Tenemos por tanto una feria con cinco
días de fiesta y tan sólo tres de negocio.
Para
tal cantidad de ganados y puestos se necesita un gigantesco espacio.
El real de la feria abarcaba todo el espacio comprendido entre la
ermita de S. Sebastián, la venta de Raga, en la zona denominada
actualmente "la Posada"; la carretera, hasta la parada de
autobuses delante de la antigua fábrica ASPA; el paseo de la feria,
y la barriada del Calvario hasta el recinto actual de la feria.
Lindaba con el pago del Celillo y los terrenos del actual
polideportivo, la huerta del Prior. Ocupaba los terrenos próximos a
la gasolinera, la cercaban las huertas de la actual calle Benajete,
que por entonces no era más que un camino con vallados hasta el
arranque del camino de Gandul y Marchenilla, conocido popularmente
como "El Arenal". Finalmente la zona que hoy ocupan las
manzanas de las calles Jesús y Ramón y Cajal se englobarían dentro
del recinto.
Como
mercado organizado contaba con una estructura administrativa
establecida por el ayuntamiento, y supervisada por el representante
de la real Hacienda. En una casa alquilada al duque de Arcos, situada
en el real, se instalaba la oficina municipal, donde se tramitaba la
documentación, se recaudaban las tasas y se registraba el ganado y
los puestos establecidos. Era precisa la ayuda de fuerzas del
ejército, que remitía un grupo de 20 a 30 hombre para auxiliar a
las autoridades locales en el mantenimiento del orden.
Las
normas, reglamentos y modos de funcionar de este mercado sirvieron
como modelo a muchas ferias de la comarca, entre ellas la de Écija,
Villamartín, Osuna y la propia Feria de Abril de Sevilla.
Especialmente
ligado a la feria podemos nombrar: el baile, que se convirtió en el
elemento central del conjunto de celebraciones y manifestaciones
festivas de la feria. Aparece en todas las descripciones de la feria
como elemento imprescindible. Numerosas referencias a la feria las
encontramos en artículos y poemas, como actividad que forma parte de
las manifestaciones generales de la fiesta como la bebida, el juego y
la diversión. También hemos de nombrar el juego, actividad lúdica
muy arraigada entre la población española del Antiguo Régimen.
Comúnmente presente en las actividades de la vida social de nuestro
país. En la época prohibido por las leyes del reino.
No
podía faltar el amor dentro del conjunto de elementos de la feria
concebida como una fiesta, como un lugar que, entre otras cosas,
propicia el encuentro de hombre y mujeres al ofrecer ventanas sin
rejas en una sociedad tan cerrada en estos aspectos como es la
andaluza de principios del S. XIX.
Cita de Pascual Madoz:
"La muy renombrada de Mairena es anual, a principios de Mayo,
acuden a ella toda clase de ganados pero principalmente excelentes
caballos procedentes de las yeguadas de Córdoba y en general de toda
Andalucía".
Información extraida de: www.mayrena.com
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